Paseamos con algunos sobrinos, amigos de estos y sus respectivos vástagos hasta el refugio del Tossals Verds. Allí, mientras comíamos, una famélica y pedigüeña marta nos hizo una interesada compañía.
Se han perdido las fotos que hice a las personas y tengo la sospecha de que ha sido cosa del sistema operativo de las ventanas.